Quizas sea divertido, o quizas simplemente sea una noche aburrida - Para quien lo desee *o*

Había sido mandado por Maryse a investigar algo acerca de un vampiro fuera de control, después de andar rondando por la ciudad sin resultado alguno, decidí entrar a aquel bar que estaba de moda después de todo era el perfecto lugar para atraer criaturas hambrientas.
No estaba seguro de si encontraría algo, tenía la ligera sospecha de que aquella criatura no estaba cerca, al menos ahora.

El lugar estaba vació, comparado con otras ocasiones, tal vez se debía a que aún no era tarde y todos los adolescentes apenas se preparaban para salir.
Bufando me acerqué a la barra y pedí un trago de whisky. No entendía porque era tan urgente encargarme de esto, cuando claramente yo prefería estar en el instituto entrenando con Alec o algo parecido.

Sin sangre no había diversión y al parecer hoy no obtendría nada de acción en este lugar. Unos minutos más y me iría de aquí si no pasaba nada interesante.

Esto definitivamente era demasiado. No sólo estaba completamente vacío el lugar, la única a unos cuantos banquillos a mi lado estaba tomando café. Café! Según yo los adolescentes vivían por el alcohol, estaba claro que no todos.
Me levanté y eché unas cuantas monedas sobre la barra para agradecerle al bartender brevemente con la mano.

Pasando al lado de la chica me percaté de que no le estaban cobrando, pero eso no era de mi incumbencia, por lo que simplemente pase de lado. Debería irse sin insistir en pagar.
Una vez de vuelta en la calle, me dí cuenta de que había dejado mi celular en mi habitación. Maldije. Ahora tendría que caminar, había pensado en llamarle a alguien para que viniera por mi.

Eché a andar con las manos en los bolsillos. Estaba seguro de que tenía cara de pocos amigos, pero hice mi mejor esfuerzo para parecer civilizado con un par de chicas que venían pasando. Estaba acostumbrado a las miradas y demás.

Tal vez daría un par de vueltas antes de irme... Buscaría algo interesante que hacer o algo divertido que cazar. Típico día ideal para mi.
Ahora que lo pensaba, mucha gente nueva estaba llegando a Nueva York. Genial, amaba la sobre población. Rodé los ojos.

Seguramente estaba perdiendo la cabeza puesto que había pensado irme al parque y tumbarme sobre el pasto para ver el cielo. No estaba muy seguro de que se pudieran apreciar las estrellas en una ciudad como está, pero nada perdía con intentarlo.
Termine deduciendo que simplemente no tenía ganas de volver a la rutina del instituto. Era tedioso y sin sentido. Pero tampoco podía ausentarme demasiado, las cosas no eran como antes, y ahora yo estaba a cargo del lugar.

Con un suspiro me dí la media vuelta, tenía que pasar por el bar de nuevo para ir a 'casa'. Las calles estaban llenas, era la hora pico y había quien te la mentará si no te quitabas de su camino. Pero claro, nadie se metía conmigo. Sabia decisión.

Iba pasando por una de las calles más concurridas, cuando me percate de que todos estaban observando algo. Pensando que seria algo interesante también comencé a localizar la causa de tal distracción. Sólo para ver a la chica del bar sentada en la acera, aferrada a su bolso. Era algo gracioso. Chica de pueblo seguramente, primeriza en una ciudad tan grande.
Me acerqué, lamentablemente tenía que advertirle que si se quedaba ahí entonces si atraería problemas o alguna otra criatura.

- La vista es mejor desde ahí? - pregunté con aburrimiento. - Primeriza, si te quedas aquí terminarán asaltándote, aquí no somos tan buenos como en los pueblos.

Al menos corría menos peligro si me quedaba parado a su lado un rato. Y al mismo tiempo, podía seguir en mi meta de localizar a aquel supuesto vampiro, y todo sin levantar sospechas.
Estudié de reojo a la chica, sin duda era humana. Mis sentimientos hacia los humanos no habían cambiado mucho, pero trataba de ser alguien más razonable. Si... hasta yo me sorprendía.

Terminé por recargarme en la pared que quedaba a su espalda. Cruzándome de brazos y estudiando a todos los que pasaban. Nadie nos prestaba más atención de la necesaria. Mejor para mi.
No tenía idea de que hora era, pero sólo quería que el tiempo pasará con rapidez.

Solté una carcajada con su respuesta. Buena actitud, me agradaba un poco. - No lo tomes a mal, pero no pareces esconder muy bien tus emociones. - le dije. - O le temes a los extraños o te da pavor ser el centro de atención.

O ambas, yo que podía saber. Los humanos podían llegar a ser bastante predecibles con el tiempo. Siempre se parecían de uno u otro modo.

Tenía que admitirlo, la chica me intrigaba un poco. Por sus respuesta o no sé, pero estaba seguro de que había algo más. Algo que no se veía a simple vista. Para empezar era valiente, ojalá todos fuera así cuando estaban en un lugar como este. Era un tanto admirable.

- Mmm... - exclamé un tanto pensativo. - A veces no es malo tener algo de miedo, te mantiene alerta y vivo.

Caminé un poco hasta sentarme a su lado. Nunca me había importado lo que pensaba la gente y no iba a empezar a preocuparme ahora. La actividad duraría otros minutos y luego todos se irían, después de todo la noche estaba a la vuelta de la esquina.

Cuando salí del Instituto lo que menos esperaba era terminar hablando en la calle con una extraña. Todos teníamos de esos días.
Fijé la vista hacia adelante. Observando a una pareja que pasaba por ahí. El viento comenzaba a soplar con más intensidad, mi clima ideal.

- Es válido. Buen punto. - asentí, pero no agregué nada más. Yo también era un extraño para ella, tal vez por eso había un poco de tensión.

Comencé a silbar una canción cualquiera que Izzy había estado escuchando el otro día. Estaba pensando que iba a hacer al volver a casa.

Distraído, así me encontraba. Me había perdido en mis pensamientos como lo hacía ultimamente. Pensando en todo y en nada. En Clary y lo que sentía por ella. En Valentine y en todo lo ocurrido.
Ni siquiera me había percatado de que la 'primeriza' se había puesto de pie, dispuesta a alejarse. No era que me importase, después de todo yo no ganaba absolutamente nada con su presencia.

Fue hasta que escuche su voz que eleve la mirada y empareje mis ojoz azules con sus ojos. Un restaurante. Había uno a la vuelta de la esquina. - Depende de que clase de comida quieras comer. - respondí. - Por ejemplo, hay un restaurante a la vuelta de la esquina. Nada muy costoso, venden hot-dogs y cosas de esas.

Le señale la dirección pues no perdía nada y luego volví a fijar la vista hacia el frente.

Como lo sospechaba, el viento estaba haciendo de las suyas y la muchacha parecía comenzar a ser afectada por esto. Una de las cosas que tendría que aprender si se quedaba, vestirse de acuerdo al clima. Suspiré y me quité la chaqueta, la traía más que nada como adorno pues estaba acostumbrado al clima y un poco de viento no tendría efecto en mi.

Antes de que pudiera dársela dijo algo que no alcance a escuchar, acto seguido se agachó para quedar a mi altura. Ofreció comprarme algo de comer, no era necesario yo podría pagar por mi propia comida.
Medité por unos instantes. - Estoy dispuesto a hacerte compañía, pero no es necesario que me compres algo.

Me levanté y le ofrecí la chaqueta. - Toma. Te hace más falta que a mi.

- Lo entendí. - repuse de inmediato. - Seré más claro, no tengo demasiada hambre, gracias de todos modos.

Aunque ahora que lo pensaba algo para tomar no me caería nada mal. Ya vería cuando llegáramos al lugar.
Cuando ella elevó su vista, hice lo mismo. La noche estaba regalándonos una hermosa luna llena y estaba casi seguro de que pronto las estrellas harían su aparición.

Se negó a usar la chaqueta. - Como tú digas. Vamos. - Ya no me moleste en ponérmela de nuevo, simplemente la colgué por mi hombro y comencé a caminar, esperando que la chica me siguiera para echar a andar rumbo al restaurante. Creo que ya era hora de una presentación, aunque no era muy dado a todo eso, la chica era inofensiva y me agradaba.

Comencé a caminar a un paso más lento de lo que estaba acostumbrado, pero luego subí la velocidad al notar que ella caminaba a un ritmo bastante aceptable. No tenía idea de si estaba cansada o no, lo único de lo que estaba seguro era de que tenía hambre.
No demoramos demasiado en llegar al lugar y me detuve en la puerta para abrírsela. Después de todo, en el fonde seguía tratando de ser un caballero.

Nadie dijo nada en el camino, pero al llegar al lugar me detuve. - Por cierto, soy Jace. - dije encogiendome de hombros puesto que no quería seguir con el concepto de ser un perfecto extraño para ella, aunque el que supiera mi nombre no revelaba mucho de mi.
Tampoco me preocupaba si o se presentaba, eso ya era cuestión de ella. Aunque me comenzaba a agradar no dejaba de ser mundana.

El hecho de presentarme no cambio las cosas, aunque al parecer ella también decidió que lo más apropiado, y cómodo, para ambos seria que se presentará. - El placer es mío.

Entramos en el lugar y como no era un restaurante lujoso, ni nada por el estilo, simplemente caminé hacia una de las mesas que estaban disponibles y me senté, haciéndole una seña para que hiciera lo mismo.
Tomé un par de menús y le dí uno. - Es buena la comida. - comenté.

Después de ojear el menú por unos 5 segundos, lo cerre y lo hice a un lado. El mesero llego, pidiendo las ordenes. - Yo quiero un café sólo. - le indiqué y espere a que ella ordenará.

Había comenzado a golpear la mesa con mis dedos, por aburrimiento más que nada. No quedando conforme, llevé las manos abajo de la mesa y saqué mi estela de mi pantalón para poder jugar con ella usando mis dedos.

Abril ordenó lo que quería comer y entonces tomé los menos para hacerlos a un lado, colocandolos a un lado del servilletero.
De nuevo cayó el silencio, pero como dije antes, no me incomodaba, ya se había hecho parte de mi encuentro con ella.

- Y qué te trae a Nueva York? - pregunté después de unos segundos, mirándole de nuevo a los ojos.
Mientras tanto el mesero hizo acto de presencia, dejando mi café y su gaseosa, pero indicando que la hamburguesa tomaría un par de minutos más. Le agradecí y proseguí a ponerle azúcar a mi bebida.